
Sales, caminas, observas, inclinas la cabeza hacia el cielo y voilà! la ropa está tendida!!!
como en cada casa a la hora de comer. No importa dónde, el qué, ni cómo, todos tendemos nuestra intimidad en las azoteas, en nuestras casas, en internet.
Qué necesidad se nos ha despertado por dar a conocer nuestra persona... realmente se necesita dejar de ser transeúntes para convertirnos en seres conocidos...
pero si realmente lo hemos hecho toda la vida, todos hemos tendido la ropa, y nuestros vecinos han visto cómo nuestras intimidades tendían de un hilo.
Qué diferencia hay a los tiempos que corren?
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